domingo, 8 de mayo de 2016

Buzón lleno.

Regalo barata mi vida,
que cunda.
No pasa día
que no tome de lleno,
 sobre un papel
con pluma y tintero.

Regalo barata la mía,
sin tamiz.
Soy efímero
mar de caos infinito,
 pero perduro
con pincel y lapicero.


                                                          Soneto suelto.

LOS CUENTOS ESTÁN BIEN:
Los cuentos están bien, porque dan con la estética idónea para hacer creíble todos esos temas que llevados de igual modo a la vida real, se nos presentarían como verdadero engaño. Las muchas espiritualidades del cosmos; los innumerables designios divinos (tantos como imaginaciones); los mitos, la magia, las musas, los héroes, la ética, la moral… Bueno, tal vez estos últimos no debieran estar hacinados de forma exclusiva en los cuentos y sí fundamentados en la cruda realidad. Y es que no hay un motivo para cada cuento pero sí un cuento para cada motivo. ¿Eso quiere decir que la vida en sí misma es más “reflejo-espejo”? ¿Que esta se antoja poco imaginativa para ser vivida? En cualquier caso, pongamos una pizca de cuento a la vida… No funciona, ¿por qué? Porque o bien nos etiquetarán en seguida de cuentistas (nada bueno). O bien, los testigos se limitarán a realizar alguna comedia sobre las exacerbadas aventuras de “fulano” y “mengano”.
 
E-MAIL URGENTE:
DESTINATARIO: crearte@homínido.es

ASUNTO: La ignorancia hace amigos con facilidad y persistencia. / Se busca: vivo o muerto; razón aquí: no más opciones existenciales. / Matizar palabras y conjugar colores. / A menudo se dan pasos de razones inducidas a reflexiones evocadoras. / No dejo de percibir la prolongación infinita de mi cuerpo, asume un bebe. / Necesito un cerco virtual al infinito mental, asume un hombre.   

AUTOR INVITADO:
Locura que el espíritu
exalta y desfallece,
embriaguez divina
del genio creador.

Tal es la inspiración.

Raudal en cuyas ondas
su sed la fiebre apaga,
oasis que al espíritu
devuelve su vigor.

Tal es nuestra razón.

Con ambas siempre en lucha
y de ambas vencedor,
tan sólo al genio es dado
a un yugo atar las dos.

                                             Gustavo Adolfo Bécquer
                                             (Rimas y leyendas, 1871)

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