domingo, 29 de mayo de 2016

La madeja: Con un hilo se teje un bonito tapiz.


3. NO TODA BAJA ES PREVISIBLE: 
La lluvia dibuja una figura, un volumen informe. Pero aún falta tiempo de espera. El músculo se yergue y permanece de espalada a la pared, para prevenirse del personal de seguridad. Cada cierto intervalo, dedica rápidos vistazos al interior, para cerciorar que la botella se mantiene intacta. Entonces pasan unos cuarentaicinco minutos, cuando de manera fortuita el obnubilado objetivo vuelve en sí, al oír la puerta de entrada. La inoportuna muchacha ha vuelto a la escena y se aproxima a su copa vacía. La llena con el líquido de la botella y acude, en completa desnudez, con las dos a la cama. Los ocupantes beben tragos largos del líquido envenenado. Y eso supone un gran imprevisto. Pasado un instante, ambos caen dormidos.
- Ya solo debes entrar para cerciorar las muertes. –Acierta el cerebro.
El músculo accede una vez más al interior y se aproxima sin demora hasta la cama. En el lateral la botella volcada pierde parte de su contenido. El rebelde permanece tumbado con la boca y los ojos bien abiertos, mientras que la muchacha yace recostada sobre el cuerpo desnudo de este. Ninguno de los dos emite respiración. El cerebro supone que la chica debió ser una muerte innecesaria. Pero el músculo debe comprobar sus constantes. Así pues, sostiene la delicada muñeca de la joven, cuando esta despierta en un violento estertor. Se levanta sobre sus brazos. En un arrebato parece luchar por no perder ese hálito de vida que le pertenece pero que se le escapa. Por lo que deja caer plomizo el cuerpo y con una mano temblorosa se agarra con fuerza un pecho desnudo. Entonces, dirige una desorbitada mirada que atraviesa los pensamientos del músculo y se clavan en los del cerebro. Su respiración se vuelve agonizante y su cuerpo se ralentiza agonizante. Hasta que queda completamente inmóvil, con la boca entreabierta y un hilo de sangre que escapa de su orificio nasal. El agente sale de un silencioso brinco por la ventana, dejándose llevar en una caída de más de seis metros y un manto de lluvia. El golpe queda amortiguado por el traje que activa un dispositivo de absorción en todas las piernas, unos músculos supletorios ocultos bajo la parte superficial y que se rellenan de una pasta líquida.
En ese instante final, la lluvia sigue cayendo de forma desconsolada. Pero acabado el trabajo supone más bien un alivio para la asociación. 
- La noche ha sido dura, agente. –Declara el cerebro temiendo la desconexión inminente.- Creo que debería tomarme unas vacaciones.
- ¿Es por la baja innecesaria? ¿La joven prostituta?
- Sí. Sé que me miró. Antes de morir, ella me atravesó con sus ojos. –Balbucea nervioso.- Estoy convencido que se percató de que yo estaba ahí, observando desde la sombra impunemente. Su dolor te atravesó y llegó hasta mí… A lo mejor el ordenador debía haber tomado unos minutos de prevención…
- No sé qué contestar a eso… –Se lamenta el músculo.- Lo que sí te puedo asegurar, es que a veces también las emociones se trasmiten en los procesos de telepatía, durante el enhebrado. Suele ocurrir en aquellos casos de enorme compatibilidad empática.
- ¿Crees que no conozco todos esos efectos secundarios? Pero entonces, ese pavor solo puede significar que se trata de tu primera muerte.
- Sí, ha sido la primera vez... Nunca antes había matado a un inocente. Las bajas son siempre tipos malos a los que la madeja ya se ha encargado de juzgar. En nuestra mente, les damos un enfatizado sentido de peligro para la seguridad mundial.
Ambos hablan buscando consuelo psicológico en el dialogo interno. El ordenador central mantiene la conexión abierta unos minuto más para zanjar ciertas discrepancias técnicas de meta cognición. Entonces, toma la determinación de que ninguno de los dos, cerebro o músculo, parecen ser conscientes de que se sigue moderando su diálogo.   
- Puede que el ordenador central no haya previsto nunca una baja innecesaria. Tal vez también sea su primera vez…
- Tal vez. –Se consuela.- Pero eso sería mucho suponer.

     

domingo, 22 de mayo de 2016

La madeja: Con un hilo se teje un bonito tapiz.


2. DIÁLOGOS INTERNOS MODERADOS:
La asociación con mi nuevo cerebro ha concluido como de costumbre. Tras el tiempo de enhebrado, se pone en marcha la misión sin la necesidad de instrucciones previas. De modo que llevado por una sensación de falsa seguridad, me veo empujado hasta las proximidades del complejo donde imperan las fuerzas del objetivo. A continuación, tomo una sucia mesa en un tugurio, con la idea de hacer la espera más amena sobre un periódico local y un café. El resto de calles del gueto empobrecido, no destacan por la variedad de sus comercios. Y de forma paradójica, ninguno admitiría el dinero de sospechosos extraviados. Por ello, mi apariencia racial y ocupación habitual fue crucial para mí selección en la operación encubierta. Por otro lado, los márgenes de la cautela nos obligan a realizar el acto en un único intento improvisado.
- Agente, es muy probable que observemos a dos vehículos de la seguridad abandonar el complejo. –Previene el cerebro que recibe información satélite en tiempo real.
- ¿El líder viaja en un “aerosedan”? -Pregunto en un dialogo interno.
Mientras, dirijo una mirada disimulada en lontananza, hacia una loma embarrada. Ese marco natural queda cortado por un interminable muro que dibuja una gran entrada de acero blindado, como único acceso.
- No te confundas. –Aclara el cerebro.- Son un señuelo. El objetivo viaja siempre en vehículos de escolta.
- Está bien. ¿Ahora, puedo hacerte una pregunta mientras esperamos?
- Sabes que los cerebros no podemos revelar nada innecesario. Me es literalmente imposible.
- Dejemos entonces, que sea el ordenador quien modere… -Contesto conforme y pregunto sin reparos.- ¿Cuánto tiempo hace que trabajas para la madeja?
- Más de lo que crees y menos de lo que me gustaría. En mi opinión, no se trata solo de matar, asesinar a sangre fría, sino que hay que hacer de cada caso una obra de arte. Acabar con la vida de una persona lo puede hacer cualquier mercenario. Certificar lo mismo sin dejar rastros… -Luego apunta en tono animado.- En el argot de los cerebros los llaman muertes creativas y existen importantes apuestas al respecto.
- Hablas como si participaras en un juego donde no existiera un peligro real.
Ambos mantenemos el carácter prohibitivo de la conversación, a sabiendas de que todo se reproduce en un proceso telepático pero informatizado. Cada palabra es seleccionada. Cada frase moderada.
- Aunque pueda parecer extraño, por nuestra sensible asociación, me es imposible ver la situación como tú. Tal vez, la presión a la que estáis sometidos los hilos y músculos os hace más vulnerables. Pero recuerda que el enhebrado se hace gradual para todos. –Hace patente su condición.- Los cerebros tampoco estamos exentos de vigilancia, por lo que debemos dar gracias al cerebro central.
- Visto así, eso me consuela. Quiero decir, que las decisiones no te corresponden sino que te son dadas.
- ¡Agente, ahí salen los vehículos! –Interrumpe abruptamente.
Tal y como le informaran previamente, la enorme puerta se activa en un par de movimientos mecánicos de apertura, dejando salir del interior sendos vehículos oscuros.


- Es hora de hacer los deberes, A-84.27. –Comenta el cerebro, mientras dejo unas monedas sobre la mesa.
Tomo un “ciclodeslizador”, mi vehículo unipersonal, alquilado para el minucioso seguimiento y elegido por su enorme maniobrabilidad. Y de inmediato, los transportes perseguidos revelan un recorrido concreto, un itinerario prefijado con una serie de paradas mediante las cuales, pretenden despistar a posibles fisgones. Entonces el ordenador central calcula rápidamente posibilidades alternativas, con distintos algoritmos de datos cotejados hasta la fecha: functores que se repiten sobre planos satélites actualizados; lo que nos remite directamente a la última de estas paradas como de alto interés. La comitiva estaciona finalmente bajo un aparcamiento privado en un hotel de lujo, El Oasis Palace, en el centro de la ciudad y a varios kilómetros del complejo del que partimos. El lugar tiene fama de ofrecer suites de exigencias presidenciales, con una selecta compañía femenina. Por lo que el ordenador central había precisado, con antelación, que la seguridad rebelde frecuenta habitualmente este lugar para "desestresar" a sus chicos. 
- Ok. El cerebro central toma el control absoluto. –Da aviso la voz familiar desde su remoto lugar.- Se asegurarán de los números de las habitaciones y de si el propio líder se encuentra entre estos. A partir de ahí, nos interesa saber cómo llegar a nuestro objetivo sin tropiezos. Recuerda nuestro credo a la teoría del caos. –Cierra en tono burlón.
Las decisiones en manos del cerebro central no se cuestionan, ya que de ellas depende el éxito en cada misión. En ello juega un papel importante la improvisación en tiempo real. Para ello, nos movemos en cálculos de posibilidades aleatorias que se limitan en alternancias concretas, durante todo el proceso. Aquí no hay armas. No existe la artillería pesada o ligera. Únicamente es un hombre en compañía de su cerebro informatizado, y las habilidades que se ponen de manifiesto en la misión, son las que hacen especiales las bajas que certificamos con cada acierto.
- Se alojan en las suites de la última planta. –Oigo de repente en mi cabeza.
- Eso juega en favor de las previsiones. –Contesto displicente.
A continuación, me dirijo hasta la parte trasera del edificio. Y una vez llegado a al callejón donde se deposita la basura del hotel me desvisto, dejando al descubierto un ceñido mono con una capucha completa. Esta segunda piel está hecha de un textil inteligente y memoria propia, desarrollada con nanotecnología a base de grafeno. Entre otras cosas, puede activar un camuflaje óptico. Por último, dejo la ropa en una de las bolsas del contenedor.
La temprana nocturnidad certifica el acierto de nuestra iniciativa, un refuerzo decisivo para la acción. Sin embargo, eso no supone un impedimento a la hora de encontrar salientes, pollos, quicios ornamentados por los que asciendo con pasmosa habilidad por la fachada del edificio. Incluso para mis propias estimaciones. Una vez alcanzado el tejado, me dirijo al lado del edificio que muestra la ventana. Sin detener el paso, saco un fino cordón de acero de la hebilla y lo engancho a una gavilla saliente en la cornisa. Luego, me dejo caer de forma improvisada hasta quedar en una pose que me permite maniobrar en el descenso. En cuanto me alineo con la planta adecuada, pego el cuerpo a la pared, apoyando los pies sobre unas finas molduras. El traje realiza un sobresfuerzo de rozamiento. Una vez anclado a este punto, me es sencillo pasar al pollo saliente de la ventana y recoger el cordón de nuevo. A continuación, echo un ligero vistazo a la habitación, percatándome de que el objetivo está acompañado. El ordenador central detalla todo un plano de puntos calientes, como suelen llamarlo: lugares en los que un posible accidente es más factible. En estos casos el cerebro central recibe las imágenes directas de mis retinas y tras cotejarlas en tiempo real, actúa en consecuencia como procesador del terreno.
Por mi propia seguridad reposo las palmas de las manos en el cristal de la ventana. En milésimas de segundos, puedo entrever la luz de la calle a través de mi cuerpo translucido. Ahora trazo una revisión exacta de la escena interior. En la habitación una exuberante chica retoza sobre su montura humana. Ambos practican el sexo de forma desinhibida en una enorme cama circular. Y justo en ese instante, en mi cabeza comienza lo que se conoce como el baile de ideas. Multitud de imágenes acuden a las mentes de la asociación, cerebro y músculo, que proyectan todo tipo de posibilidades virtuales. Después del agotador proceso de experiencias simuladas, debo esperar unos interminables segundos, hasta que ocurra algo inesperado. Siempre surge una ocasión que decide de manera repentina. Por ejemplo, que la joven abandone la habitación entre risas, tras haberle realizado una felación al objetivo. Que este quede tumbado con los ojos cerrados y bajo los efectos del alcohol, las drogas o el desenfreno que inundan la habitación. Y es en ese instante, que una orden cuasi instintiva me induce a retomar la acción.
El cerrojo no se resiste a los circuitos de electroimanes que irradian presión sobre una pieza de niodinio, ajustada a la hendidura de la ventana. La fuerza de atracción que ejerce sobre los mecanismos internos, simulan la manipulación de una mano humana desde su interior. Una vez superada, la mantengo ligeramente abierta y me aproximo con sigilo a los pies de la cama, junto a una champanera. Acto seguido, dejo caer en la botella abierta una pequeña cápsulas de un polímero ultrafino, que se rompen delicadamente al primer contacto con el líquido carbonatado. Otra burbuja más, pero esta facilitará la mezcla del contenido en su interior. Un potenciador que disuelto en alcohol se volatilizará si la mezcla permanece aireada, durante más de sesenta minutos. Y sin embargo, el riesgo es mínimo. Ergo, la opción parece correcta. Así que sin girarme, cubro el camino de vuelta a la ventana, en dos largos pasos. Tras un último vistazo a la habitación, dejo atrás las probabilidades indetectables de la trampa y quedo rezagado en la superficie que ofrece el resquicio de la ventana cerrada. En ese momento, todo permanece en calma. Todo menos el cielo que trae lluvia. Y a pesar de ello, debemos asegurar que el objetivo cumple su parte al beber de la botella “edulcorada”.
En los eternos minutos, la lluvia persiste con insistencia.
-El camuflaje en estos casos es contrarrestado. –Comenta el cerebro al percatarse del reflejo que la silueta del traje arroja sobre el cristal. 

domingo, 15 de mayo de 2016

La madeja: Con un hilo se teje un bonito tapiz


1. UN ACUERDO “ENHEBRADO”:
Hacer esto es un arte.
Siempre he pensado que a los avatares los denominan hilos de la madeja, hasta que son enhebrados, porque con ellos tejemos bonitos tapices. Otros creen buscar justicia en todo esto, honor u otras buenas causas que justifiquen las decisiones que toman. Personalmente, no fui escogido por la organización para ser comedido. Pues si algo nos diferencia del resto de agencias oficiales es el poder actuar sobre cualquier acuerdo de interés de forma ineluctable. En nuestro idiosincrático sistema no vadeamos las leyes, sino que literalmente las rebasamos. Y todo gracias al absoluto anonimato de las muertes certificadas. Desde dentro contemplamos el mundo como un campo de batalla, ciudadanos que pasean por trincheras sin ser conscientes de ello, que pisan puntos candentes sin saberlo. Ciudadanos ingenuos que pasean sobre conflictos invisibles, a puntos de estallar ante sus narices. En este contexto, los avatares se convierten en la extensión idónea de guerra. Al menos será así, siempre que la robótica no tome partido de manera activa. A ellos los abordamos durmientes de un letargo indeterminado, para raptarlos de sus anodinas y rutinarias vidas. Hoy están aquí al lado, mañana puede que en el otro extremo del mundo como vagabundos, mensajeros de la muerte. Si la Tierra conociera de la existencia mortífera de la asociación entre un músculo y un cerebro, creerían en la ira de un verdadero dios en la forma de software computacional. Sobre todo, aquellos que cometen los pecados a plena luz permisiva, acaparadores de poder y generadores de destrucción, haciendo peligrar la estabilidad permanente. El sistema informático o cerebro central determina para ellos que el veredicto sea inamovible, porque sobrepasan los términos de una defensa mínima y justa. En contadas excepciones también nos encontramos en el extremo opuesto, a individuos denominados entre comillas: especiales, tan necesarios para esa misma sagrada estabilidad futura, que se precisa una vez más de las asociaciones entre un músculo y un cerebro, que determine la supervivencia de los aptos.
Hacer bien todo esto, en definitiva, es cuestión de arte.
A día de hoy, trabajo con un nuevo asociado, un músculo emplazado en un remoto punto de conflicto permanente, en el África central. El hilo en cuestión, está fichado por la madeja como A-84.27 y permanece en el lugar como un maestro de escuela de un territorio, dominado por las mafias del coltán y los diamantes de sangre. A esto hay que sumar, lo propicio del agente encubierto como un voluntario para una prestigiosa ONG. Por supuesto, yo solo le acompaño desde que diera pie el reconocimiento del punto candente. Los cerebros no acostumbran a inmiscuirse en las vidas ajenas de forma innecesaria. De eso ya se encarga el cerebro central. Por tanto, las órdenes recibidas son precisas: el objetivo a abatir es un alto mando de un bando rebelde, que lideraba desde hacía décadas una guerrilla local. Gracias al acuerdo con los líderes políticos del país, este individuo se ha convertido en el amo de un extenso territorio rico en minerales. Un auténtico señor de la guerra que amedranta sin escrúpulos. Por nuestra parte, no podemos saber el por qué de la ruptura de este pacto tácito entre los rebeldes y los poderes fácticos que operan en el sitio. Tan solo podemos intuirlo. Pero tampoco se nos permite cuestionar las bajas.
Y es que en estas regiones, de conflictos permanentes e inestabilidad perenne, las acciones de la madeja son una constante, vigilando de forma sibilina a aquellos que vigilan para evitar guerras civiles innecesarias y genocidios indiscriminados. Tanto es así, que si quisiéramos podríamos tomar el país en una semana o arrasarlo por completo. Y por contra, no es ese nuestro cometido, pues las potencias de todo los rincones del mundo confían en nuestro correcto e informatizado criterio.


domingo, 8 de mayo de 2016

Buzón lleno.

Regalo barata mi vida,
que cunda.
No pasa día
que no tome de lleno,
 sobre un papel
con pluma y tintero.

Regalo barata la mía,
sin tamiz.
Soy efímero
mar de caos infinito,
 pero perduro
con pincel y lapicero.


                                                          Soneto suelto.

LOS CUENTOS ESTÁN BIEN:
Los cuentos están bien, porque dan con la estética idónea para hacer creíble todos esos temas que llevados de igual modo a la vida real, se nos presentarían como verdadero engaño. Las muchas espiritualidades del cosmos; los innumerables designios divinos (tantos como imaginaciones); los mitos, la magia, las musas, los héroes, la ética, la moral… Bueno, tal vez estos últimos no debieran estar hacinados de forma exclusiva en los cuentos y sí fundamentados en la cruda realidad. Y es que no hay un motivo para cada cuento pero sí un cuento para cada motivo. ¿Eso quiere decir que la vida en sí misma es más “reflejo-espejo”? ¿Que esta se antoja poco imaginativa para ser vivida? En cualquier caso, pongamos una pizca de cuento a la vida… No funciona, ¿por qué? Porque o bien nos etiquetarán en seguida de cuentistas (nada bueno). O bien, los testigos se limitarán a realizar alguna comedia sobre las exacerbadas aventuras de “fulano” y “mengano”.
 
E-MAIL URGENTE:
DESTINATARIO: crearte@homínido.es

ASUNTO: La ignorancia hace amigos con facilidad y persistencia. / Se busca: vivo o muerto; razón aquí: no más opciones existenciales. / Matizar palabras y conjugar colores. / A menudo se dan pasos de razones inducidas a reflexiones evocadoras. / No dejo de percibir la prolongación infinita de mi cuerpo, asume un bebe. / Necesito un cerco virtual al infinito mental, asume un hombre.   

AUTOR INVITADO:
Locura que el espíritu
exalta y desfallece,
embriaguez divina
del genio creador.

Tal es la inspiración.

Raudal en cuyas ondas
su sed la fiebre apaga,
oasis que al espíritu
devuelve su vigor.

Tal es nuestra razón.

Con ambas siempre en lucha
y de ambas vencedor,
tan sólo al genio es dado
a un yugo atar las dos.

                                             Gustavo Adolfo Bécquer
                                             (Rimas y leyendas, 1871)

domingo, 1 de mayo de 2016

Alquimia vital: Sobre nubes y relojes. Nivel 2

PROCESO DE LA REPRESENTACIÓN:
Siguiendo con el proceso evolutivo del diagrama del método proyectivo, encontramos en el diagrama resolutivo (Fase III, Ser Psicosocial), una nueva clasificación de la actividad cognitiva, de las ideas y/o planteamientos personales. En este sentido, ambos diagramas (incluido el de Fase II), ofrecen in situ una clasificación bastante formal sobre nuestros trabajos. Llegados a este punto, nos situaremos frente al segundo diagrama y a partir de dicho planteamiento dual y pluralista en las reflexiones intelectuales, podemos intercalar nuestras obras entre sus dos extremos como: abstracciones reflexivas o empíricas (más consensuadas) y evocaciones (más representativas de la realidad). Así, concretamos ambos extremos conformados por las abstracciones y las observaciones que realizamos mediante la objetivación (M3) y la mera representación (M2), respectivamente. Además, de esta forma se afina la línea de trabajo que surge como mediación de simetría entre estos dos puntos, y que representa la función de trabajo habitual en una mente equilibrada, señalando todas aquellas ideas que surgen de un proceso que aúna a partes iguales los razonamientos reflexivos con las demostraciones empíricas que configuran la realidad (más consensuada).
Para una demostración práctica, tres ejemplos en cada extremo
a) Abstracciones reflexivas o empíricas (M3):
- El tiempo metafísico (razonamiento apórico)
- El ser ontológico (razonamiento metafísico)
- Física teórica, matemáticas, lógica. (ciencias exactas)
b) Evocaciones (M2):
- El tiempo relativo (representación física)
La selección natural (representación biológica)
- Mecánica cuántica (ciencias empíricas)

CONCLUSIÓN PRÁCTICA:

Estos ejemplos previos, que escapan a la comprensión habitual, se presentan en la realidad como abstracciones coordinadas bajo innumerables operaciones, como resultado de una mente con sentido común. De igual modo, se muestra la intersección práctica que supone dicho proceso, donde se afinan las similitudes de ambos extremos en cuanto a la materia de que se trata. Por ende, la comprensión del esquema nos ayuda a ordenar nuestro criterio desentrenado, por ejemplo, con los siguientes campos: lógica simbólica (ciencia exacta); los agujeros negros (observables teóricos); la ciencia ficción (especulación científica); la etología animal (ciencias naturales); la ingeniería social (análisis psicosocial); la fantasía (reflexión psicosocial). Una vez comprendido esto, podemos probar este tipo de clasificación a la hora de recabar información para desarrollar una rutina de trabajo propia en ejercicios de representación objetiva y técnica.