Unas
formas nítidas se presentan raudas para ocupar el espacio de un habitáculo vacío,
sin puertas ni ventanas. Una esfera que se muta a elipse manteniendo su falta
de contenido. Luego, todo se complica gradualmente en una serie de mayores
volúmenes en la apariencia de tubos y cables, superficies y texturas. Todo
ello, representando alguna extraña maquinaria tecnológica. A veces esta
tecnología se vuelve a simplificar en telas o meras superficies de distintas
materias atornilladas entre sí. Pero siempre existe una desconexión clara entre
la forma y su propio contenido sobre la psique. Y es que estos objetos, por
llamarlos así, denotan materia real y forman por tanto, artefactos ya conocidos
para la mente humana. Sin embargo, quedan como referencias perdidas en un
océano de artilugios sin una existencia palpable, verdadera para la mente de
quien los contempla. La desconfianza ante este flujo constante de piezas sin
rumbo, hora amenazantemente afiladas, hora sin vértices ni aristas, persiste
hasta persuadir de como la realidad de tales extensiones de materia prima,
trabajadas laboriosas y artificialmente, están ahí para ser tocadas, usadas, pero
sin descubrir de qué modo o manera. Entonces la desconfianza muta en confusión.
La realidad en ficción. Los estímulos llegan en oleadas incesantes de inquietudes
perturbadoras sin una resolución posible. Si la curiosidad desestructurada es
la motivación, en esta situación la experiencia motivacional es un pecado,
transportando la visión a ninguna parte. Al horror al vacío. Pero un vacío
repleto de nada existencial.
- Aún
no es tu fin, divagas.
-
¿Quién eres tú?
- Comprendo.
Ahora el protocolo me obliga a informarte de lo siguiente: La sensación de
hambre, frío o el simple dolor pueden influir en los sueños. Y es por eso que
se hace complicado aceptar mentalmente ciertas emociones cuando no se cumplen
unas mínimas condiciones necesarias para la psicosomática. Esa complejidad
queda excluida en los estadios oníricos. Creer que caes al vacío, cuando de
forma paradójica permaneces tumbado y en reposo. Pensar en la presencia física
cuando permaneces en un estado de absoluta abstracción. Responde. ¿A caso
reconoces estas causas?
- No
sé de qué me habla…
-
Pues debo continuar. Por su parte, la corporación ha desarrollado un proceso conocido
como la “Metempsicosis artificial” que sintetiza todas estas reglas de la
lógica natural en los estadios de sueños profundos, aplicando la tecnología
para superar a la propia computación emocional de las personas. Entonces se
hace sencillo invertir los polos de lo real y lo imaginario. Y el campo de la
neurología aplicada se expande hasta el punto en que los sentidos se hacen
ajenos, las emociones extrañas y las intenciones contradictorias. En ese
paradigma, nadie te puede asegurar cuál es tu propio deseo o qué y dónde está el
engaño de la sociedad del “conocimiento colmena”. ¿Se pregunta alguna vez si de
verdad es usted mismo quien decide? ¿Y si no fuera así?
- Entonces
es...
-
Entonces es la existencia sin significado, siempre a un paso de la muerte.
EPÍLOGO:
Así se
dijo en los intensos sueños proyectados, con la idea de hacer saber al
torturado que su vida pendía de un hilo, y que ese hilo estaba siendo tejido a
medida que perdía la capacidad de comunicarse. Poco a poco se pierden la
coordinación de elementos abstractos, la semántica, los recuerdos, las
emociones… Aquí no importa en nada el cansancio físico.
Pues son los estadios de sueño profundo los que trabajan en los cuerpos
biológicos de aquellos que son atrozmente procesados.
No hay comentarios:
Publicar un comentario