lunes, 2 de junio de 2014

Apuntes sobre el paple.

Campos de brumas en ciernes;
sendas combadas por riscos.
Comprende el color del abismo
y ostenta título de perpetuo.
Pérfida piel de opulencia,
rezuma sabor, olor y presencia.
Más, no perdura en simiente,
no actúa de confidente.
Se oculta a conciencia el origen,
es un canto en cuerpo de esfinge.
Saber de campos con brumas,
es tramar de sendas funestas.
                            
                                               El engaño.

A veces ligera y concisa,
directa o llena de aristas.
Prolongada hasta el último hálito,
en forma de fiesta divina.
Recogida en un sólo suspiro,
con sensación de frugal desatino.

Es la flor de salida,
regada en llantos de vida.
El árbol de la huida,
firmado con surcos de hábitos.
Los más timoratos rehúyen,
lloran, sucumben y mueren.
Empero, quienes sufren,
luchan pero ríen, viven.
Todos bailan sus propios motivos,
y juntos llegan al mismo destino.
                                    
                                               La vida, la muerte. 
                                            (Morir es vivir y viceversa).

¡Cómo mientes granuja!
¡Cómo te ríes del mundo!
Indicas con sendas agujas,
señalando con cada segundo,
silvas los ritmos divinos,
marcas los pasos indefinidos.

                                       El reloj.

No hay comentarios:

Publicar un comentario