Introducción:
Cualquiera individuo podría pensar, no sin falta de razón, que para emprender una mínima travesía haría falta un mínimo desplazamiento. En la mayor parte de las veces, esta lógica se cumple por la física que se aplica a la principal acepción que se formula sobre esta palabra. Pero, ¿y si hablamos de un viaje interior? En este caso, la lógica no es física sino psíquica, mental, espiritual o trascendental. El inicio puede ser liviano, sutil, de hecho la mayor parte de las veces es una sensación imperceptible, casi remota y ajena a nosotros mismos. El despertar no es turbulento en el viaje. Sin embargo, la forma en que se manifiesta dicho acontecimiento acarrea necesariamente un proceso de fenómenos que remuevan los cimientos del intelecto interior, reorganice las ideas y trascienda el umbral del conocimiento hasta entonces establecido. Para el protagonista de esta historia, cuyo nombre es baladí, el trascurso de dicho suceso fue de la forma más trivial. Y por el contrario, este detalle no le privó de descubrir ciertos aspectos, que le dieron un carácter diferente al acto que comúnmente denominamos como un viaje interior.

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