domingo, 20 de noviembre de 2016

Basado en hechos históricos

EL SOL BAJO EL TOLMEN:
¿A caso era posible doblegar a los dioses? El instrumento concebido para realizar dicha trampa no parecía demandar tal propósito. Parecía solo una forma de rendir culto al último viaje del difunto. Pero durante el solsticio la luz del sol era enfocada, arrastrada hasta rozar los nichos de quienes yacían en un descanso eterno. ¿No era eso una forma de conducirlos hasta las profundidades de los primeros camposantos? ¿A caso no parecía un capricho de los hombres por dominar aquellas fuerzas desconocidas? Y el tiempo inexorable daría al hombre la razón de su afán por la curiosidad, al controlar lo que parecía inabarcable.  

EL NACIMIENTO DE LOS HÉROES:
El clan no estaba no preparado. Aún no lo estaba. Quedaba por ultimar la voz de quien llenaba las almas con la palabra de la gloria. En este caso, la lira era el instrumento de guerra. El que aunaba todos los pensamientos en un mismo sentir. Un hermanamiento producto de una comunión cultural, enhebrada en versos. Esta forma de magia quedaba reservada al “bardd”, el único y más sincero que comprendía y transmitía la verdad de la batalla y de quienes quedaban atrapados para inmortalidad de su palabra.  

HEKATÓN BUS:
A veces podemos sorprendernos al procurar conciliar la relación que guardan una horrible catástrofe con un sacrificio múltiple. Cómo es posible denominar bajo un mismo término ambas hechos tan distantes. Sin embargo, la verdad de este fenómeno tan curioso no se halla en la centena de víctimas, aunque sea objeto común, sino en el origen que guarda la primera “hekatombe”. Un individuo que rompió las leyes irrefutables de las primeras matemáticas y dio nombre a esta primera catástrofe, empujándole hasta la muerte, al destapar el horror ante quienes deseaban gobernar la realidad de los números. En cambio, hoy sería una hecatombe reconocida no creer que aquellos gentiles seguían en el camino correcto.   

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