PROCESO
DE LA INTERPRETACIÓN:
Ateniéndonos
al desarrollo evolutivo del diagrama en el método proyectivo, se puede volver a
los pasos previos de manera fortuita, pues de este modo, encontramos en el
diagrama primitivo (Fase II, Ser Autoconsciente), una clasificación de la
actividad cognitiva, de las ideas y/o planteamientos personales. En este
sentido, ambos diagramas (incluido el de Fase III), ofrecen in situ una clasificación bastante crítica
sobre nuestros trabajos. Para comenzar, nos situaremos frente al primer diagrama
y a partir de dicho planteamiento dual y subjetivista en las interpretaciones
intelectuales, podemos intercalar nuestras obras entre sus dos extremos como:
planteamientos cognitivos (más razonados) y planteamientos empíricos (más
inductivos). Así, concretamos ambos extremos conformados por los razonamientos
y las observaciones que realizamos mediante el contraste de juicios (M3) o
la mera interpretación (M1), respectivamente. Además, de esta forma se afina la
línea de trabajo que surge como mediación de simetría entre estos dos puntos, y
que representa la función de trabajo habitual en una mente equilibrada,
señalando todas aquellas ideas que surgen de un proceso que aúna a partes
iguales los razonamientos reflexivos con las demostraciones empíricas que
configuran la realidad (más individualizada).
Para
una demostración práctica, tres ejemplos en cada extremo:
a) Razonamientos
(M3):
- El continuo
metafísico (razonamiento apórico)
- Las
cosmogonías teológicas (pseudociencias)
b) Inducción
empírica (M1):
- El
tiempo astronómico (juicio inductivo)
- El
dualismo cartesiano (juicio metafísico)
- La
geometría euclidiana (ciencias interpretativas)
CONCLUSIÓN
PRÁCTICA:
Estos
ejemplos previos, no presentes en la comprensión habitual por tratarse de
razones coordinadas bajo la realidad cotidiana, parten de relaciones
inmanentes, como resultado de una mente con sentido común. De igual modo, se
muestra la intersección práctica que supone dicho proceso, donde se afinan las
similitudes de ambos extremos en cuanto a la materia de que se trata. Por ende,
la comprensión del esquema nos ayuda a ordenar nuestro criterio desentrenado,
por ejemplo, con las siguientes muestras: el simbolismo (interpretación
pictórica); el creacionismo (razonamiento metafísico); las ciencias ocultas
(teorización interpretativa); el animalismo (cosmovisión naturalista); los míticos
arquetipos (interpretación psicosocial); la fantasía (fenómeno reflexivo). Una
vez comprendido esto, podemos probar este tipo de clasificación a la hora de
recabar información para desarrollar una rutina de trabajo propia, siempre con
ejercicios de representación subjetiva o de crítica personal.

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