lunes, 28 de abril de 2014

Relato: De hombres y demonios. Epílogo.

  
       Epílogo:
Para comenzar y dejando a un lado los flecos esotéricos o misteriosos, mas fruto de un recurso literario que de una verdad a plantearse, diremos que Lovecraft no se alejó tanto de la realidad del lector, cuando formuló el planteamiento que relacionaba el acceso a la locura con la lectura de un libro. Además de eso, sincronizó esta realidad con la posibilidad de multitud de mundos y de horrores cósmicos, accesibles a través de nuestros propios sueños. Continuando esta misma metáfora, nos presenta además todo un panteón de divinidades primigenias que nos atemorizarían en su forma física pero que por supuesto, son solo fruto de nuestra mente. A decir verdad, es esta la cuestión que plantea y desvela este relato, dando parte de cómo estos miedos del intelecto cobran forma física, una vez más solo en nuestro intelecto, en multitud de manifestaciones artísticas.
Sin embargo, el temor a nuestro mundo interior o de la perdida en este, no suponen más que eso, la desesperación de la inteligencia humana frente a lo que escapa al entendimiento inmediato, a la infinitud de probabilidades, tal como ocurriera hace siglos cuando los primeros matemáticos se enfrentaron a la cifra exacta que resultaba de la diagonal de un cuadrado cualquiera (o la raíz cuadrada de dos, o el número pi, etc.).
En este relato de intrínseco recorrido, he querido arrojar algo de luz sobre este episodio de la búsqueda en un campo rico y extenso, en el campo de la creatividad. La facilidad con que cualquiera puede relacionar obras, culturas y hechos culturales en las distintas creaciones artificiales de los tiempos, evidencia la imposición de una forma definida sobre los actos de la creatividad. Las normas que establecen este campo, análogamente a su realidad paralela, la realidad física, pueden ser especulativas, falseadas y corrompidas de igual manera en ambos lares. Empero, esto no quita que existan ciertas reglas, que se cumplan ciertos patrones, a veces más o menos dirigidos.
A partir de este ejercicio de sinceridad, se pueden establecer nuevos campos en la búsqueda de la inspiración. En ocasiones podemos seguir pesquisas que nos ofrecerán inclusive la posibilidad de crear un árbol genealógico con el recorrido de las influencias e inspiraciones de obras que formaron las nuevas ideas de cada tiempo.
Una vez definidos estos aspectos del relato, como aditivo, se pueden establecer tres pautas o cánones que se repiten de manera evidente en la totalidad de las manifestaciones artísticas, independientemente de la intención del creador o el vehículo utilizado.
  1. Todas las obras surgen de la necesidad de dar explicación a las inquietudes del subconsciente. En este sentido no hay que confundir la inspiración con la motivación.
  2. La inspiración del intelecto procede siempre de un cuestión anterior, que no tiene por qué ser necesariamente una manifestación artística (puede ser oral).                  
  3. La inspiración del intelecto plantea nuevas ideas para los lectores del futuro, siguiendo las dos pautas anteriores.

lunes, 21 de abril de 2014

Relato: De hombres y demonios. Cap. 5

      
            De hombres y demonios:
“He podido vislumbrar un atisbo más allá de la frontera. Me he enfrentado al que acecha en la entrada. Los temores infundados, los mismos miedos humanos. De todo esto he aprendido algo. Y es que estaba equivocado de manera rotunda en un detalle antropológico. La locura no reside de forma dogmática en aquel que permanece en la entrada, sin atreverse a continuar pero viviendo en una aparente felicidad, tal que declararía Nietzsche. No está reservada esta fruta podrida de la conciencia finita del hombre, a quienes son timoratos y cautos. También es mérito compartido con los que se obcecan en continuar esta carrera sin descanso. Hombres que se dejan arrastrar por emociones dionisiacas en la corriente del saber, sin un ápice de lo apolíneo, abyectos en la búsqueda en la inmensidad del conocimiento. Estos son hombres que no limitan su mirada, que no desvelan su fijación por la verdad. Es entonces, cuando se alcanza ese estadio que definimos como locura y que otros vislumbraron con anterioridad y de manera sutil.”
“Poe, bajo un momento de inspiración absoluta y dueño de sus propios desvaríos, habló así sobre este hecho y desde una perspectiva de observador al afirmar: “Vengo de una raza notable por la fuerza de la imaginación y el ardor de las pasiones. Los hombres me llaman loco; pero todavía no se ha resuelto la cuestión de si la locura es o no la forma más elevada de la inteligencia, si mucho de lo glorioso, si todo lo profundo, no surgen de una enfermedad del pensamiento, de estados de ánimos exaltados a expensas del intelecto general. Aquellos que sueñan de día conocen muchas cosas que escapan a los que sueñan solo de noche. En sus grises visiones obtienen atisbos de eternidad y se estremecen, al despertar, descubriendo que han estado al borde del gran secreto. De un modo fragmentario aprenden algo de sabiduría propia […]. Penetran, aunque sin timón, ni brújula, en el vasto océano de la luz inefable, […].”
“En otro momento, Freud ponía nombre señalando con fundamentos, este mismo estadio del intelecto. El psicoanalista alemán lo analizó en profundidad, denominándolo con el término técnico, el Traumarbeit. Observado desde su perspectiva sobre el subconsciente, llegó a la conclusión de que esta especie de sueños diurnos o conocimientos profundos y acumulados en el subconsciente, son la conciencia viva que se enriquece en nuestras fases oníricas y amplían los horizontes del intelecto general, pero que solo se manifiestan a los sentidos, durante nuestras fases de sueños nocturnos.”
“Como conclusión, esta especie de locura es tal vez similar a cualquier manía. Puede quedar en tránsito. O puede perdurar hasta los estertores de una vida, como nos relata Cervantes en su Quijote. Y por el contrario, es un desorden aparente, pues bajo ese manto de caos, al igual que ocurre en el resto del universo, se esconde un estricto orden. ¿Que nos hace pensar que aquello que engloba una realidad universal no se manifiesta en todos sus aspectos posibles? Que el universo sea un todo de infinitos encadenados, de rebotes y reflejos de eones pasados, debería darnos ciertas pistas sobre lo que podemos encontrar en el conjunto que se esboza en cada una de nuestras obras. Esa relación de efectos que obliga a toda manifestación del ser humano a creer en una especie de encadenado entre todas las realizaciones de orígenes artificiales, también nos obliga a ser escépticos al caer en el desvarío. En ese caos con aires de estricto orden. Hasta el mundo de las ideas de Platón tiene sus límites, sus normas y sus reglas. En resumen su orden universal.”
“Dejarnos llevar por lo dionisiaco es tal vez una locura."
"Pero también, lo es vivir en una realidad aparente.”     

lunes, 14 de abril de 2014

Relato: De hombres y demonios. Cap. 4


Encuentro con el Kraken:
Los incesantes pensamientos recurrentes, en razonamientos vomitados sobre el papel, seguían el acento de un epitafio funerario. Sin embargo, la grandiosidad de sus divagaciones le llevó más allá de la simpleza de una muerte. ¿Que era una muerte frente a la inmensidad del infinito? Tan solo suponía un mero tránsito de energía en un mar de corrientes entrópicas. Y aun eso suponía un remoto sector en la bastedad del universo eterno.
El lápiz corría incesante, llenando la hoja en blanco como si huyera de una realidad aparente que se manifestaba a ratos. Debido a esto, sus apuntes aumentaron con relativa facilidad. Parecía haber entrado en un trance de escritura casi automática, y por el contrario repleto de razones lógicas, demasiado lógicas para andar dramatizando respecto al tema. Un sudor frío le recorrió la nuca. Eso le despertó de la ensoñación y le privó de la profunda concentración que había alcanzado. En la quietud de aquel silencio de biblioteca, rodeado de libros, saberes y conocimientos, parecía haber alcanzado la inspiración cuando alzó la mirada al frente. Sus ojos recorrieron la prolongada superficie de escamas de papel que se superponían. La multitud de colores saltaban de los lomos en intrincados pensamientos que los forjaban. Descubrió que ni tan siquiera las tapas de portadas y contraportadas, podían delimitar el contenido de aquellos tomos que formaban una enorme criatura, ahora viva.
A continuación,  sintió la necesidad de acudir una vez más en busca de alimento. El alimento del intelecto. Movido por el vacío interior, surgido tras plasmar sus ideas y conjeturas, resolvió acudir en busca de un poco de metafísica. Se movió entre los tentáculos del monstruo. Política. Psicología. Química. Religión. En el estante adecuado decidió dejarse llevar por una suerte de azar, un juego inocente para aliviar las tensiones que había alcanzado, tras la visión de aquella presencia. Frente a los libros, cerró los parpados y alzó las manos. Acto seguido, comenzó una cuenta atrás. Justo al finalizar la cuenta llevó las manos al frente hasta entrar en contacto con alguna parte del ser eterno. Un pensamiento de vergüenza propia le invadió, al reconocer como había puesto su confianza absoluta, en un ridículo gesto, un mero juego. Aun con todo, siguió adelante y abrió los ojos. Al momento, reconoció dos libros bajo las manos alzadas. A su derecha se escondía una Biblia, versión reina Valera. Su reacción inmediata, dejó escapar una risa en la comisura, mirando con vergüenza a ambos lados. Tal vez buscaba la intima soledad del lector. Entonces, pasó de manera aleatoria las páginas del popular libro. En seguida, se encontró con las solemnes palabras del rey Salomón. Un gran sabio pensó. Nada de lo que leía le produjo una impresión marcada. Así pues, abandonó su lectura y acudió al segundo libro elegido de la misma manera. El manuscrito pertenecía a una colección, una donación anónima, de textos clásicos sobre la historia de la filosofía. Esto si llamó su atención particular. El tomo en concreto, relataba las andanzas del sabio Platón por su configurada cosmogonía, en épocas de mayor esplendor para la cultura helénica. El mundo de las ideas frente a la physis. Con ambas  elecciones, había juntado a dos individuos de épocas casi remotas. 
Mientras tanto, en su mente aun daban vueltas las palabras recogidas en sus apuntes, llamando una y otra vez, desde el confinamiento consciente al que habían sido sometidas, para dominar un colapso mental. Entonces, decidió acudir hasta la base de datos de la biblioteca. De esta manera, buscó manuscritos donde se dieran cita al unísono aquellos personajes de la historia humana. La curiosidad por indagar en las vidas particulares de los autores, en vez de sus obras, era fruto del sentimiento remoto e interno. Era innato querer saber si estos ilustres hombres eran verdaderamente de carne y hueso, con las mismas inquietudes que uno mismo. Ya en la pantalla del ordenador se encontraron otros nombres reconocidos. Francis Bacon. Jorge Luis Borges. De los dos autores, poseía referencias sobre el segundo, parecía además, menos soporífero. Hizo hincapié en encontrar un texto de dicho autor en el que se revelaran los pensamientos del viejo rey judío, junto al antaño pensador griego. Tras varios minutos revisando sus textos, cuentos y relatos, comprobó con asombro que tal vez, existían más relevancias entre sus ideas propias y aquellas dos elecciones aleatorias, de las que había supuesto en un principio. Justo en ese instante, comenzó a forjarse una idea extraña en su cerebro, como una pieza clave que encaja después de  una ardua búsqueda. Viendo que el autor argentino, hacía referencia y literalmente parafraseaba a Bacon, no le quedó más remedio que buscar el libro de este. Al leer sobre aquellas referencias concretas, no pudo creer las conclusiones del filósofo que exponía y certificaba a un mismo tiempo, algunas de las motivaciones que le habían llevado a escribir sus palabras de puño y letra. De repente, se produjo una mezcolanza de sensaciones en su estómago que le revolvieron las tripas. Le inundó una sensación de vértigo profundo. ¿Podía existir alguna posibilidad de que en textos tan dispares se diesen un encuentro común? ¿Qué su ignorancia y desconocimiento, le hubiesen guiado hasta una suerte de coincidencia general?
Para mayor exaltación, su vida, sus experiencias e incluso su educación, le invitaban a abandonar estos hechos. Por otro lado, sentencias vivas. No podía renegar de estos pensamientos pero aparecían otros nuevos, premisas que abrían fronteras para trazar. Señalaban posibilidades jamás planteadas en su conciencia preceptiva. Al final, las escuetas lecturas le habían proporcionado el aliento suficiente para retomar su alegato. Y alcanzar el final de su carrera de fondo particular.                

lunes, 7 de abril de 2014

Relato: De hombres y demonios. Cap. 3

       
      El error de Odiseo:
“En las razones del intelecto, cabe esperar la locura del hombre piadoso que no quiere propasar, los límites establecidos por los sentidos engañosos y los dictámenes maniqueos que han derivado de estos. La ciencia ha demostrado con creces que en las profundas e insondables configuraciones cósmicas se producen singularidades de aparente forma caótica para nuestro entendimiento pero de un indudable orden “En las razones del intelecto, cabe esperar la locura del hombre piadoso que no se atreve a propasar los límites establecidos por los sentidos engañosos y los dictámenes y preceptos maniqueos, derivados de estos mismos. La ciencia ha demostrado en incontables ocasiones como en las profundas e insondables configuraciones cósmicas, se producen singularidades de aparentes formas caóticas para nuestra percepción pero de un indudable orden infinito, simétrico o fractal. Estas formas son representadas por el hombre lúcido en forma de símbolos gráficos que condensan el poder de lo significativo, y revelándose eón tras eón, únicamente ante aquellos que observan a través de los avances necesarios o las perspectivas de lo profundo, de la abstracción. Bajo estas presiones, el hombre rompe los límites establecidos por la incapacidad de la razón o la lógica imperante y por extensión de la tecnología. Más tarde, estas nuevas premisas son rebasadas de nuevo por pruebas irrefutables que marcan nuevos límites. A continuación, estos mismos serán sobrepasados una vez más, mediante otra visión nítida o matemática, una imagen mental o un intelecto pertinaz. Y al igual que ocurre en una carrera de fondo, la meta nunca se habrá alcanzado hasta haber superado una serie de marcas previas que suponen el presente más real de cada corredor pero no su destino definitivo.”
“El instigador de la historia dará, en estos casos, cuenta de la cordura de los actos, que se repiten en el marco temporal del ser humano, en las posibilidades de caer en un infinito devenir, re definido  mediante una especie de herencia configurada en nuestra genética y manifestado en nuestro subconsciente colectivo.”
“Todas estas hipótesis, conjeturas y premisas me llevan a pensar que nada ha existido con aires de novedad. En un baile de configuraciones, los hechos concatenados se repiten, en multitud de movimientos del fluctuar en los hombres. Porque al igual que ocurre con las células de un cuerpo vivo, cada generación esta inmunizada y preparada para enfrentarse a los némesis de sus tiempos,   a sus miedos interiores. En el fondo, estos son los mismos enemigos de siempre, que evolucionan junto a los individuos y sus circunstancias. Los grandes literatos buscan soluciones en el pasado, en la historia vivida. Mientras, las mentes lógicas, desvelan funciones ya aplicadas en el mundo físico, desde sus inicios.”
“O tal vez ya habían sido descubiertas con anterioridad.”
“¿Quién sabe?”