Hileras
escarpadas
de
saberes,
aparentan
calladas.
Silencio
contenido,
entre
hojas pobladas.
La biblioteca.
De
curiosa a la trampa
estirada
cual alfombra.
Ya no
chilla, no roe,
no asusta
sino al sentido.
De
alimento a los gusanos,
no se
salva de su sino.
Ratonera.
Ratonera.
Arrugas
en la tierra,
un
corazón endurecido.
Crece la
vianda en la arena
del que
trabaja al rocío.
Surcos en
el suelo,
escalones
en el monte,
agua de
acequia,
es caldo
de cultivo.
Labriego.
Trato
temas que tráuman
no tramo
tretas que timan.
Más,
tretas que timan,
temen tus
temas
pues,
tráuman tus tratos
y timan
tus tramas.
Tome mis
traumas,
trame mis
timos.
Así, yo
tomo mis temas
y trato
mis traumas.
La voz de la
conciencia.
Recuerdo,
¿recuerdas? Recordando:
fases
lunares, las citas y a los santos.
Recuerdo,
¿recuerdas? Recordando:
Números
azules, negros y colorados,
sobre un
celuloso fondo blanco.
Calendario.
Raudo
llegan aventuras
al
corazón fogoso y errante.
Azote de
eólicos gigantes.
Más
estable que su armadura,
son su
escudero Sancho, medroso,
o su
escuálido equino Rocinante.
Jamás
caballero inició andadura,
contra su
propio demonio foso,
con final
de tan mal talante.
Que
fortuna guarde al noble andante,
pues, a
hidalgo es esquiva la cordura.
Don Quijote
de la Mancha.
Fui
invitado por sorpresa
al hogar
de una condesa;
fui
llevado ante sus mieles,
donde
trabajan mil abejas.
No hay
placer más escogido
que el
sabor de sus frutales.
Allí,
produce dulce el vino
y una
miel que embelesa
el sabor
de cien estíos,
de
alfombra en flor tejido.
No hay
lugar más colorido,
que el placer
de mis sentidos.
El jardín de la
alegría.
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