miércoles, 15 de mayo de 2013

Alquimia Vital: Catarsis creativa

CATARSIS CREATIVA:
Muchos han sido los creadores que han utilizado su arte como un recurso para la psique, en una clara extensión de la psicolingüística. De una manera prosaica, diremos que han usado el arte como un medio catalizador para expulsar los demonios internos, ya sean deseos del subconsciente, temores, aflicciones, nostalgias, etc. y principalmente, cuando no conllevan una carga reivindicativa que pueda confundirse con una intervención política. Los casos más llamativos en el arte, se encuadran en las distintas obras pictóricas que componen las etapas oscuras de pintores, y que hacen mención a la muerte o a conflictos internos, como ocurre con Goya, Picasso, El Bosco, etc; en ilustradores como Frank Frazzeta o James O’Barr. Este mismo fenómeno lo podemos trasladar a compositores como Mozart, Beethoven o Leonar Cohen. También en la literatura tropezamos con períodos pesimistas, sombríos y melancólicos como se refleja en escritos de Kafka o Schopenhauer; con textos que nos trasladan a los límites de lo ético y lo moral como los de Vladimir Nabokov; u otras formas de expresión liberadora como la lírica, donde se reproduce la necesidad de trasladar al papel esos mismos conflictos que generan motivos de depresión, como en versos de Miguel Hernández, García Lorca, Gustavo Adolfo Bequer, etc.
A veces, esa parte ácida, crítica, deleznable u odiosa de nuestra personalidad, se presenta útil para este tipo de proyectos, alimentando la narración del dilema in situ. Sin embargo, debemos tener en cuenta que la constante en ciertos temas también se puede transformar en una cadena que nos conduzca a un conflicto mayor, tal y como se manifiesta en artistas de la talla de: Van Gogh, Edgar Allan Poe, Nietzsche, etc.

EJERCICIO:

Así pues, llevemos nuestra consciencia a sus máximas cotas, expulsando algunos de nuestros demonios profundos, dejándolos atrapados sobre la dimensión plana del papel o el lienzo. A continuación, si hemos sentido algún remordimiento, mientras escribíamos esas líneas, siempre podemos enterrar la obra para acabar con el conflicto, al menos, de forma metafórica.  

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