domingo, 5 de febrero de 2017

Historias con bizarría

OXÍMORON CON NOCTURNIDAD:
La noche cerrada, a través del follaje más abrupto y salvaje, daba la sensación de una vegetación de infinidad de hojas con el mismo corte y verdor para el ojo inexperto. Ya no importaba nada que la exploración comenzase esa misma mañana, con los primeros rayos del sol, y que la noche llegara antes de lo anunciado. Lo que de verdad importaba era pasar el ocaso y ningún rincón del espesor manto verde le ofrecía confianza. Tras varios tropiezos con nudosos matorrales, atisbó un resol en mitad de aquella oscuridad. A su entender aquel fulgor, un destello tan reverberante en medio del opaco amasijo de ramas, parecía más ficticio que real. Sin embargo, el brillo desprendía una luz de un intenso creciente. A veces se le hacía similar a un atardecer veraniego. Entonces, aceleró la marcha para alcanzar aquel punto y dejar la oscuridad absoluta que se hacía al miraba atrás, aunque fuera un simple efecto óptico producto de la misma intensidad. Esa claridad se proyectaba cada vez más próxima, tanto que todas las hojas del denso follaje habían perdido su verdor anterior, dando paso a tonos más tibios. Sintió que sus ojos se encontraban molestos al mirar hacia el fulgor de manera fija, lo que le obligó a ocultar el rostro. Después de unos pocos segundos, la escasa barrera vegetal que ocultaba el brillo amortiguaba la visión completa, y lo único que debía hacer era apartarla para revelar el misterioso lugar. En cuanto lo hizo, apareció un gran cartel que rezaba: “Bienvenidos a Sol, la ciudad de sus vacaciones”.  

TAN, TAN, TAN FAMOSO:
El rey del “epic-melody-glam-rock-music” triunfa allá donde puedas alzar la vista. Es tal su fama y presencia en todos los mentideros que el último hallazgo de su discográfica vende por doquier. Sin duda alguna sus fans hacen una interminable cola en la red, a la espera de un turno para la grabación de unos exclusivos recuerdos. La oferta es más, tener un mensaje eterno de la mayor estrella que ha dado la historia de la humanidad, y certificado de primera mano. De este modo, cada persona, sea hombre o mujer, acude al estudio y durante varios minutos, dependiendo de la necesidad del artista, sigue los pasos de su cantante favorito por la cabina de grabación. Una vez que el músico nota cierta inconsistencia solo tiene que apretar hacia el micrófono y la ventosidad quedará grabada para recompensar la paciencia del seguidor incondicional. Así pues, la rúbrica se hace en directo, siendo esta única e irrepetible. Para rematar, el noble gesto quedará grabado en un vinilo para su posterior reproducción. La gente que ya tiene su propio disco parece estar muy satisfecha con el resultado, ya que la musicalidad que tan solo ellos han presenciado, cual concierto en primera fila, estará grabada siempre para su disfrute. Una vez adquirido, la gran mayoría de seguidores argumenta con orgullo: “yo estuve allí cuando eso salió de su trasero”

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