Enfundado la mano bajo el cinto,
y tentado el mínimo con sentido.
Una tensión superficial que se palpa,
en un ambiente sostenido.
Con un dedo señala el camino,
al friccional, plácido, tacto explícito;
al gineceo de rostro florecido;
a la fuente de dulces efluvios.
De nada es escueto el gemido,
Tensión contenida.
En el
día menos esperado,
de la
nocturnidad horrorosa
emerge
un bullir a tu lado,
que
recita estrofas hermosas.
A la
hora menos deseada,
en el
momento más doloroso
éste, va
y te susurra al oído:
"Quiero
tomar forma en tú reposo".
En la
situación más incierta,
reservada
para el vacío inexacto,
toma
forma una extraña puerta
para
dar con un extraño pacto.
El refugio. (Desde la penumbra).
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