lunes, 18 de agosto de 2014

Metodología proyectiva: Razones analíticas del método.

EL ERROR EN LA DESMITIFICACIÓN DEL INTUICIONISMO RACIONAL:
Tal y como se ha podido comprobar, a la vista de una configuración sintética de la estructura cognitiva enmarcada dentro de la concepción actual de la realidad cuántica, se establece la necesidad una conexión interdependiente de todas las circunstancias para la formulación del pensamiento creativo. Esto es algo que ya estaba presente de alguna forma en los planteamientos del naturalismo, el positivismo epistémico u ontológico previo. Sin embargo, dicha configuración acepta algunos aspectos conservadores que vienen a señalar que podemos conocer de antemano los hechos que acontecen, revelados por procesos biológicos de nuestro cerebro. Esta forma de proyectar la relación de necesidad con el entorno se pueden confundir con una retrospectiva en el esquema de pensamiento más propio de las matemáticas intuicionistas, del esencialismo kantiano o de la geometría euclídea que intentaron desmitificar otros pensadores posteriores. Con todo, esta cuestión plantea ser más bien un problema de incomprensión en la síntesis semántica, producto de un sistema de comunicación heredado repleto de palabras con “taras” y “ambigüedades”. En este contexto, el neoesencialismo de Kripke sostiene la pronta necesidad de concordancia comunal como requisito fundamental de un lenguaje interno, que es dado por la relación de percepción en la naturaleza biológica del hombre social. Su opinión se sustenta en el excelente trabajo crítico de Wittgenstein en su tractatus lógico, quien supo separar con claridad de argumentos los diferentes aspectos que relacionan un lenguaje en su contexto relativo a un proceso interno, pero que precisa de elementos externos (base del naturalismo). En su opinión además, el hombre jamás lo hace de una forma conductiva sino que se guía por una relación de criterios personales. Haciendo acopio de sus propias palabras, el filósofo acepta la forma dada por nuevos aspectos en base a una percepción primitiva y prelingüística de tipo hereditaria.      
Puesto que esto nos lleva al problema de la verdad en semántica, desde el punto de vista de la teoría de la verificación lógica de Tarski por ejemplo, haremos hincapié sobre los nuevos planteamientos epistémicos que producen la física moderna, la biología darwinista con los nuevos descubrimiento del genoma humano o de la neurociencia, para adaptar correctamente las próximas formulaciones metodológicas al desarrollo cognitivo de la mente adaptativa. Mediante estos avances de la bioquímica moderna en general, se refuerza la idea de una intuición entendida como una forma consciente del pensamiento preconcebido, perteneciente al proceso evolutivo cognoscitivo del inconsciente humano, y con referencia en el instinto primario animal. Este desarrollo interno de la mente procesa la mayor parte de nuestra información de forma interdependiente a nuestros receptores sensitivos, que permanecen restringidos por un marco biológico de incertidumbre perceptiva limítrofes. Dicho mecanismo permite adaptar así, nuestra experiencia a un entorno cuántico. Es entonces obligatorio mencionar que la relación existente entre el hombre consciente y su entorno inmediato, se hace siempre por procesos puntuales en cada individuo, propios del planteamiento psicológico del cual deriva en la postura positivista el internismo semántico. En dicho proceso el individuo consciente pretende "alcanzar", detectar de una forma activa un acontecimiento determinante en la comprensión propia y en base a su relación personal con la realidad inmediata y entrópica. Ya Claude Shannon estableció previamente la idea de una relación directa y cuantitativa (positiva/negativa), entre el conocimiento que genera un entorno a observar y la cantidad de entropía del mismo. ¿Cómo hemos logrado entonces crear una relación más o menos efectiva de un proceso bioquímico autónomo, con la consciencia activa o el pensamiento objetivo en general? La relación de necesidad que promueve cualquier esencialismo metodológico moderno se traduce aquí en un proceso causal, mediante una relación de contrastes entre conceptos que se transducen de los procesos de percepción somatosensorial, con resultados fijados por las relaciones sinápticas en nuestro cerebro. Entonces, pasan a ser asimilados como patrones que se adaptan a la experiencia del inconsciente en la conducta propia, siempre y cuando sean precisos para ocupar un hueco en nuestra realidad cognitiva dentro de un espacio o mesocosmos cuántico. Finalmente, algunas de esas experiencias más destacadas se plasman sobre la propia carga genética del individuo en forma de marcadores, mediante una relación de cambios en la bioquímica del genoma, con adaptaciones de carácter fisiológicas por ejemplo en la ley de Bergmann y Allen, con los genes MHC del cromosoma 6 implicados en la definición de lo propio y el reconocimiento de intrusos parasitarios; o activaciones psicosomáticas por ejemplo las que se producen con el gen D4DR que regula la dopamina, para deprimir el sistema inmunológico o de los cromosomas que intervienen en el aprendizaje del lenguaje. Todos estos resultados evidencian a groso modo que nuestro entorno nos condiciona de forma inconsciente en mayor medida de lo que pensamos. Y a pesar de todo, la lógica en estos procesos biológicos demostrativos también nos indica que gracias a la observación o asimilación de estos resultados o patrones que actúan dentro de nuestro campo de certezas, podemos crear o modificar con criterios propios de selección mediante la conciencia activa (interpretación), estas mismas relaciones inductivas que actúan en nuestro marco cuántico. Con esta apreciación de la propia conciencia activa, podemos estar conformes tanto con las posturas ontológicas que mantienen un enfoque conductivo dentro del proceso natural y evolutivo, como con aquellas que abogan por la exclusividad de los criterios personales. Además, este hecho también justifica ciertas diferencias que se dan con respecto a la tesis de Popper, resolviendo el desarrollo cognitivo no como un producto anclado a un mundo autónomo (M3) del hombre, sino fruto de un proceso creativo/cognitivo que requiere de una perspectiva proyectiva de los elementos sobre el marco virtual y cuántico generado por dicho espacio cognitivo o mesocosmos. A continuación, un desarrollo correcto de selección de ideas permite que los nuevos descubrimientos o conjeturas sean modificados por la conciencia que trabaja mediante la experimentación directa con los mundos posibles. Serán necesarios por ende, las representaciones sensoriales, la relación necesaria con el conocimiento objetivo y la práctica continuada de la actividad consciente en dicho mesocosmos de entropía estable. Esto nos asegura mayor exactitud en las aproximaciones de la mente intuitiva a la verdad más certera, ya que las conjeturas se proyectan dentro del marco de referencias, que a pesar de estar sometidas a las limitaciones del inconsciente preconcebido del individuo, después de todo, un trabajo correctamente enfocado debe producir por efecto de causa un resultado necesario. Tras un descubrimiento, muchos son los matemáticos o físicos que reconocen la excitación que produce los momentos previos al hallazgo, como si de una recompensa complementaria se tratara, por un prolongado esfuerzo a una continua expectativa de la conciencia guiada por el inconsciente que marca el paso. Dicha recompensa se suministra en forma de dopamina, producida por el mismo cerebro en el instante previo del descubrimiento intuitivo, esto es lo que se conoce en neurología como la antesala de la felicidad. Podríamos afirmar de manera metafórica, que el proceso que surge del intelecto humano acaba de "atravesar", mediante la práctica continuada, las limitaciones que plantea una hipotética "barrera cognitiva", siguiendo unas indicaciones acertadas desde el otro lado de dicha barrera. Por contra esta barrera metafórica no superada, siempre proyecta la imposibilidad directa en el desarrollo de nuevas necesidades lógicas. Por ende, este mismo efecto se prolonga de manera análoga a todos los aspecto del conocimiento puramente biológico (empírico/racional), incluido al positivismo más intuicionista, que parece no deja espacio a la crítica por la que abogan los más naturalistas, puesto que plantea razones puras que se dan de manera estrecha con la lógica divergente o en las matemáticas de singularidades.
Manteniendo estos mismos argumentos, podemos asentir que la composición áurea en la teoría del diagrama no usa un lenguaje semántico tradicional, sino que es un planteamiento geométrico proyectivo. Esto nos ayuda a aceptar su idea conceptual como una interpretación que puede variar en sus términos referentes a la ontología, ya que están sometidos al escrutinio de una realidad cambiante pero por contra, no podemos poner en tela de juicio su desarrollo sintético, pues se trata de una estructura con significado de proporciones espaciales que se establece mediante interrelaciones de elementos comparativos y/o demostrativos de la lógica geométrica, anclado en un principio geométrico. En este sentido, podemos concluir que siguiendo la postura del método proyectivo, logramos vadear con acierto cualquier crítica a un lenguaje interno construido a partir de una semántica que puede producir incomprensión o conclusiones erróneas.

METODOLOGÍA PROYECTIVA:
Esta formulación de causa, se puede resumir en una especie de intuición ingeniosa que permite al individuo atisbar de forma consciente el instante inmediato en el que converge todo su trabajo de autopoiesis, exclusivo de la entropía cognitiva del inconsciente. Con carácter prolongado, esta actividad se convierte en una suerte de idiosincrasia del individuo autoconsciente. A pesar de todo, la interdependencia en los elementos adscritos al proceso, explica con mayor claridad la situación determinante de lo que he denominado el punto phi, en el marco de referencias experimentales, alejado del propio sujeto pensante. Por consiguiente, debemos denominar al conjunto del diagrama como el mesocosmos de una realidad cuántica, proyectada sobre el plano, siempre que conjugue estos elementos esquemáticos.
Hasta este momento podemos aceptar que el diagrama reúne con razones de peso, todas las posibilidades que se dan en la epistemología y la ontología previa en una sola teoría conjunta. A partir de estas conclusiones y a la espera de nuevas demostraciones apodícticas, me veo en la obligación de mantener una posición activa frente al planteamiento que surge de dicho trabajo. Para ello seguiremos el sistema de la semántica empírica, con el que se formulan los juicios lógicos. En un breve trabajo de análisis empezaremos aislando el corazón del proceso en el que se representa la relación, de aquellos elementos estrictamente necesarios para la representación del desarrollo cognoscitivo. A continuación, debemos tener en cuenta que los lugares del gráfico ocupados por nombres demasiado metafísicos pero nada apodícticos en un sistema de semántica epistémica, deben ser sustituidos por palabras de síntesis lógica y así obtener mejores resultados pragmáticos. Empezaremos por (M2), denominado como el lugar donde se reproduce el efecto de la proyección en la conciencia activa es decir, donde se sitúa la perspectiva del propio "ente pensante" o SUJETO. Por extensión, (M3) que aparece como el resultado generado por la razón pura del conocimiento humano, pasa a convertirse en el conocimiento más exacto que tiene el hombre del entorno real. Entonces, podríamos definir este mismo concepto mediante la lógica sintética como el conocimiento objetivo o el OBJETO. Ya por último, tenemos el (M1) el cual, visto desde esta nueva perspectiva, se nos presenta como el entorno hipotético en el que se relacionan todos esos elementos posibles o necesarios, junto con una cantidad indeterminada de procesos adscritos. Algunos de estos procesos son más propios de la lógica aplicada a razón interna del SUJETO: la simultaneidad, la contradicción o la comparación. Mientras que otros procesos son productos de la física aplicada a la realidad que experimenta el propio SUJETO: la relatividad, la mecánica cuántica o la evolución biológica. En este sentido, (M1) de la metafísica pasaría a denominarse el "proceso puramente causístico", al que se ven abocados todos los elementos conocidos por "efectos” o procesos necesarios, lo que en síntesis sería la CAUSA/EFECTO. Llegados a este nivel de precisión, podemos decir que el triángulo dibujado en la correcta relación cognitiva quedaría invertido, puesto que el proceso de causa señalado anteriormente como (M1), sostiene sobre una misma realidad a todos los demás elementos que se relacionan en la misma línea, revelando una auténtica metodología proyectiva más próxima al neodarwinismo (selección de ideas). De esta forma, por proyectividad entendemos la relación interdependiente de los mundos posibles e incluso de su propio punto de proyección o enfoque. Un juicio semántico que se confirma con dicha síntesis, podría ser el siguiente: SUJETO con OBJETO es a CAUSA/EFECTO. De esta forma, se consigue subsumir la relación del sujeto y el objeto a un mismo nivel de causa y efecto. Esto es lo mismo que afirmar de un modo más prosaico, que el sentido de todo es producto de la relación entre necesidades lógicas, concatenadas por una serie de circunstancias determinantes. Si por el contrario, tomamos al SUJETO "pensante" como un sujeto activo para formular el juicio, tal y como se relacionaba hasta ahora en cualquier metodología previa y más próxima al escepticismo o solipsismo (internismo o externismo semántico), obtenemos que: SUJETO a OBJETO es a CAUSA/EFECTO. Esto es lo mismo que afirma de un modo más prosaico, que el sentido del individuo como ente pensante es su propia necesidad lógica de relación con el entorno cambiante.
Una vez empezado este proceso de lógica aplicada al método proyectivo hay que admitir una última posibilidad lógica o al menos, situar todos los factores como es debido. Nos encontramos entonces, que de dicha relación entre estos componentes semánticos en un estricto sentido cognoscitivo, se produce como consecuencia de CAUSA/EFECTO un RESULTADO, en la forma del punto phi. Sin embargo, podemos concluir que el RESULTADO en el mesocosmos de entropía cognitiva, es el EFECTO de una CAUSA cognitiva. Por ende, el esquema quedaría resumido de la siguiente manera semántica: La CAUSA dada por SUJETO con OBJETO produce RESULTADO (EFECTO). En un sentido más prosaico, esto se traduce en que cualquier trabajo cognitivo del individuo produce un resultado y por extensión, un efecto sobre su marco de experiencias personales.    

             
Todos estos juicios formales que se plantean sirven de partida, para crear una serie de relaciones entre los diferentes componentes del diagrama. Para eso, nos haremos con la síntesis que lo configuran y realizaremos una práctica composición de cualquier circunstancia de la realidad empírica. Esto es posible gracias a que el diagrama se realiza a partir de una lógica de síntesis geométrica y establece las normas básicas para cualquier situación en el espacio, mediante un sistema más conciso y visual de formular juicios lógicos que de una forma literaria.
Por contra, una vez intentemos llevar el esquema a la realidad que conocemos, emergen nuevas críticas o dudas lógicas sobre las matemáticas que gobiernan de forma taxativa cualquier superficie de la geometría. ¿Podemos extrapolar la misma síntesis de la proporción áurea que hemos planteado para el mesocosmos humano, a otros microcosmos o mesocosmos diferentes? Por otro lado, conocemos circunstancias determinantes en las cuales el espacio se reduce o se amplía, siguiendo diferentes planteamientos en la relatividad de nuestra percepción habitual sobre la realidad cuántica. En física, podemos decir que están sometidos a singularidades físicamente excepcionales. ¿Qué sucede entonces con este tipo de planteamientos?
En la primera duda planteada, podemos aceptar sin dudas la composición de la realidad entrópica cognitiva del hombre para cualquier realidad posible. Siempre que tengamos en cuenta que usamos una misma escala física (1:1,618) y no una estructura de superficie métrica variable. Además, el proceso en una composición áurea se adapta a cualquier composición proyectiva. Por tanto, los conceptos que se estructuran sobre el esquema suponen realidades evolutivas plausibles para cualquier entorno, aunque para ello debamos reducir el diagrama a una realidad atómica. 
Para la segunda duda, tan solo tenemos que recurrir una vez más a la geometría cónica (vectorial). En este sentido, hallamos un gran aliado en la geometría de conos nulos puesto que el diagrama es una representación cónica sobre la teoría cuántica y por tanto, encaja a la perfección en una geometría de relatividad espaciotemporal. Al trasladar el diagrama hasta una superficie geométrica que sintetiza con mayor precisión el continuo tiempo, podríamos encajar la estructura esquemática de una realidad física en cualquier entropía posible. En este sentido, podemos afirmar sin temor a equivocarnos que la representación tridimensional de la teoría proyectiva encaja en la representación del diagrama de Minkowski


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