El mog-ur y su reciente
aprendiz, se reúnen durante los primeros días de primavera frente a
la cascada que empuja el río hasta la caverna, que sirve de refugio
al clan. El sabio desea mostrar sus conocimientos y el pupilo en
cambio parece impaciente.
- Maestro, llevamos
demasiado viendo caer el agua. -Se queja el joven cromagnón,
mediante unos cuantos ademanes.- ¿No deberíamos volver al refugio y
realizar algún ritual para llamar la atención de los ancestros,
propiciando así las buenas capturas en los primeros días de pesca?
- Joven, somos los vigías
del pueblo, -responde el hechicero sin perder de vista el curso del
agua- y como tales debemos velar por el clan, avisando de las nuevas
al resto.
- Pero aquí solo vemos
pasar el agua. ¿De qué manera podemos ayudar al resto?
- Me alegra que lo
preguntes. Tus palabras revelan que estas en el camino pero que debes
observar tu entorno con mayor determinación. ¿A caso no ves los
malos resultados en la pesca, cayendo por la montaña en forma de
unos peces muertos? ¿O no descubres la abundancia de capturas con el
aumento del caudal y la fuerza de esta misma cascada?
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