lunes, 5 de mayo de 2014

Microrrelato vitalista: Los vigías.

El mog-ur y su reciente aprendiz, se reúnen durante los primeros días de primavera frente a la cascada que empuja el río hasta la caverna, que sirve de refugio al clan. El sabio desea mostrar sus conocimientos y el pupilo en cambio parece impaciente.
- Maestro, llevamos demasiado viendo caer el agua. -Se queja el joven cromagnón, mediante unos cuantos ademanes.- ¿No deberíamos volver al refugio y realizar algún ritual para llamar la atención de los ancestros, propiciando así las buenas capturas en los primeros días de pesca?
- Joven, somos los vigías del pueblo, -responde el hechicero sin perder de vista el curso del agua- y como tales debemos velar por el clan, avisando de las nuevas al resto.
- Pero aquí solo vemos pasar el agua. ¿De qué manera podemos ayudar al resto?
- Me alegra que lo preguntes. Tus palabras revelan que estas en el camino pero que debes observar tu entorno con mayor determinación. ¿A caso no ves los malos resultados en la pesca, cayendo por la montaña en forma de unos peces muertos? ¿O no descubres la abundancia de capturas con el aumento del caudal y la fuerza de esta misma cascada?   

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