domingo, 30 de diciembre de 2012

Poderoso Caballero.


Barón lozano de envergaduras,
dotes de mando y ricas vestiduras.
Versado en idiomas, gran comerciante,
hombre de pro, maestro al lance.
Vive apresado en su castillo.
Por fuera blindado.
Por dentro sencillo.

Sale de casa con traje nuevo,
 estandarte general
y su nombre bordado a fuego.
Por derecho pedernal,
ante sí rinden pleitesía.

Nadie diría que escondería
truco de noche, trato de día.

Camina con garbo el zalamero,
grande de patrias el caballero.
Todo a su paso es alegría,
juegos, festejos, una sana envidia.
Más cuando se aleja con escudero,
aflora en todos la fechoría.

Muy poderoso es el caballero,
al que conocen por Don Dinero.
Nadie diría que escondería
truco de noche, trato de día.  





EL AUTOR INVITADO:

"Es tanta su majestad,
aunque son sus duelos hartos,
que aun con estar hecho cuartos
no pierde su calidad.
Pero pues da autoridad
al gañán y al jornalero,
poderoso caballero
es don Dinero."

                                                Francisco  de Quevedo.
                                                  Poderoso caballero es don Dinero.
                                                                     

sábado, 22 de diciembre de 2012

Alquimia Vital: Comprensión lectora.

COMPRENSIÓN LECTORA:
Esta lección segunda, hace un mayor hincapié en el magnífico ejercicio de la lectura y de la habilidad de descifrar los lenguajes ocultos de algunos textos, que se adquiere con el hábito continuado de esta actividad. A pesar de lo que pueda parecer, acostumbrar la psique a una ración diaria de letras, puede proporcionar tanto combustible para el funcionamiento racional necesario, como lo es la comida para el físico.
Una de las mejores habilidades, más útil para el día a día de las personas, es la comprensión lectora, algo que un principio parece aburrido pero que nos puede permitir descifrar con mayor soltura, todos los documentos que manejamos comúnmente y que la mayoría de las veces, vienen cifrado para mentes y ojos acostumbrados a un lenguaje propio. De esta manera podremos evitar posibles “malos entendidos”. Por supuesto, la única manera de adquirir esta y otras ventajas es, como se menciona al comienzo, a través de la lectura continuada, comenzando con textos más fáciles o atractivos y ampliando las futuras elecciones sin limitarnos nunca en géneros, ni en números.

EJERCICIO PARA LA PRUEBA: 
Una forma rápida y fácil de averiguar el nivel de necesidad de practicar la comprensión lectora y nuestro nivel actual, es mediante un simple ejercicio. Leer:
“Antes de acceder a la habitación debemos saber que de todas, la puerta izquierda deja a su derecha la puerta correcta. Luego, conoceremos que la puerta derecha deja a su izquierda la puerta que lleva a la meta. Por tanto, no aceptar la puerta de la izquierda sería tan acertado como hacerlo con la puerta derecha y viceversa. “
¿Cuál sería en este caso la puerta correcta?
A continuación un nuevo acertijo algo más complicado, tomado directamente del libro la Magia de Leer, recomendado para primeros lectores:
“Si la prueba que usted resolvió antes de resolver la prueba A era más difícil que la prueba que resolvió después de resolver la prueba que resolvió antes de resolver la prueba A, ¿era la prueba que resolvió antes de resolver la prueba A más difícil que la prueba A?”
Ahora bien, que dificultad has tenido a la hora de contestar a las preguntas que se hacían en ambos acertijos. La magia de descifrar este lenguaje con facilidad, se revela únicamente a los lectores más habilidosos. De esta manera podremos saber qué necesidad tiene nuestra psique, de combustible diario. 


lunes, 17 de diciembre de 2012

Cuento Macabro: Las tres cabezas.

Un viajero viene siguiendo desde hace años una serie de indicaciones que le conducen hasta un tesoro escondido. Las últimas pistas le empujan a adentrarse en un viejo torreón abandonado, a cincuenta metros de un cruce de caminos.
El osado aventurero sube hasta la última estancia de la torre y en su interior se encuentra con una estampa cuanto menos, sorprendente.
En el centro de una sala de piedra hay una mesa redonda carcomida y húmeda por el paso del tiempo. Sobre esta desgastada pieza de madera, descansan tres cabezas putrefactas.
-Debieran ser delincuentes en vida. –Asegura preocupado, mientras observa la dantesca escena.
- No lo creas, -responde de inmediato la cabeza del centro, la cual carece de un ojo- aunque si gustaba del bien ajeno, cuando disponía de ambas manos.
- ¿Qué? ¿Cómo es posible? –Se pregunta en voz alta, el sorprendido forastero.- Esto no puede ser cierto.
- ¿A no? –Responde ahora la cabeza de la derecha, a la que le falta la nariz.- Pues es tan cierto como que respiro.
- No podéis hablar si os falta el resto del cuerpo.
- Más bien al contrario. Podemos hablar porque aún no hemos perdido la cabeza… -le responde la última, la cual dejaba al descubierto parte del contenido del cráneo.
- Ya pero es imposible pensar que lo uno… sin lo otro… ¡Bueno que más da!- Parece haber despertado de un horrible sueño.- He venido para hacerme con el tesoro de esta torre.
- Bien, no es nada nuevo. –Contesta la cabeza tuerta.- ¿Verdad compañeros?
- Nada nuevo, nada nuevo… -Apostilla la cabeza de cráneo abierto.
- Me dijeron que estaba custodiado por cancerbero, perro guardián de tres cabezas.
- Pues aquí perro no hay. –Contradice la cabeza sin nariz.- Por el contrario si quedan las tres cabezas. Debiste oír mal. –Aclara.
- ¿Y entonces, donde queda este tesoro? ¿Existe? –Pregunta contrariado.
- Si, en eso te indicaron bien. Solo que este en concreto no es como tú lo imaginas. –responde la cabeza sin un ojo.
- Concededme el placer, de indicarme en que escondrijo de esta habitación, se oculta el susodicho botín.
- Tienes razón al decir que está en esta habitación, en este preciso instante. Pero igual podría permanecer en cualquier otra estancia. –Comenta la cabeza de cráneo roto.
- ¿Cómo es eso?
- O en los alrededores. –Aclara de forma enigmática la cabeza de la izquierda.
- O a diez kilómetros de este lugar. – Comenta la cabeza del centro.
- Entonces… ¿Dónde diablos se encuentra exactamente?
- No se trata de donde está, amigo con manos. –Le contesta la cabeza tuerta.- Sino dónde buscar.
- Pero eso no es lo… -Replica dubitativo el aventurero.- Vale, vale. ¿Dónde busco?
- Puesto que esto es una torre completamente vacía y nosotros solo somos tres cabezas, ¿dónde comenzarías a buscar TÚ? –Remarca con mayor énfasis la última palabra, la cabeza tuerta.
- ¿Tras las paredes de piedra? –responde desconfiado.
- Si aún tuviera mis botas puestas, te patearía el trasero. –Achaca la cabeza de la izquierda.- Pero si te aproximas un poco te puedo dar mordisquitos.
- Para gente como tú, tan completa y carente al mismo tiempo, tenemos unas palabras mágicas que seguro, arrojarán luz sobre tus dudas. –Aclara la cabeza de la derecha.
- Responde ahora, ¿qué es lo único por aquí que no te es extraño o sin sentido?
- Yo soy lo único por aquí que no es extraño o bizarro.
- Repite conmigo pues, –dice de nuevo la cabeza tuerta- “no extrañó haberse presentado, en un lugar tan olvidado, sin buscar previo instante, en un órgano tan latente. Olvida vanas esperanzas, si tan solo buscas meras ganancias, pues con algo que ya es tuyo, ganarás mucho más, ¡capullo!”    
Tras unos segundos de duda el viajero responde:
- Creo que sigo perdido. ¿No podríais ser más directas?
-Este individuo es como los demás. –Comenta la cabeza sin nariz a las otras.
- No, si ya nos lo avisaron cuando solicitamos el trabajo. –Espeta la que tiene el cerebro al viento.
- A ver muchacho, recuerda tan solo el nombre de esta torre, a lo mejor con eso un día encuentres el tesoro.
- Y el nombre de este torreón es… -Comienza el viajero.
- Esta torre se llama “Mar de Adentro”, desde el principio de los tiempos. –Interrumpe la cabeza sin nariz.
- Un momento… -Comienza a  dilucidar el aventurero.- Si la torre se llama… vosotros sois… yo soy el único por aquí que… el tesoro debe estar…
- Eso es. –Vuelve a interrumpir la cabeza sin nariz.
- ¡Anda si, lumbreras! –Se mofa la cabeza tuerta.- Ahora corre, ve y dilo; no queremos a más como tú por estos lares.
- ¡Eso corre “caza-tesoros”!
- ¡Ja, ja, ja! ¿Caza… tesoros?  –Contesta la cabeza rota a cabeza tuerta.- Esa es buena.
- Si, si, este es el aventurero desventurado.
- Si le diera un minuto de vida más por cada tesoro encontrado, le debería tiempo a la creación.
- ¡Je, je, je, je! ¡Anda vuelve al pueblo y pide limosna, te harás rico con mayor rapidez!
El aventurero vuelve sobre sus pasos y se despide de la torre, dejando atrás a los guardianes que se mofaban en voz alta. La sarna de las tres cabezas suena ahora como una única voz que atraviesa igual que una lanza, la estima del osado viajero. Sus voces se continúan oyendo  hasta el cruce de caminos, a unos cincuenta metros de allí.
Sin embargo, había descubierto donde debía buscar pero por el contrario, mantenía algunas dudas sobre el tesoro que ya jamás se atrevería a resolver, por el miedo aberrante que ahora tenía a sus guardianes:
- ¿Qué puedo encontrar en mi interior que no hallaré en el camino, más que tripas, órganos y todas esas cosas de las que nunca he sabido demasiado?
Está claro que este no es un tesoro, al alcanza de todos.

domingo, 2 de diciembre de 2012

Alquimia Vital: Conocimiento colectivo. Niv. 1



Esta nueva sección del blog titulada "Alquimia Vital", está creada con la intención de dar sentido y forma a la curiosidad lingüística en todos sus sentidos, es decir, la escritura, el habla y sus aspectos mas profundos de la mente, utilizando siempre un lenguaje sencillo, directo y fácil de comprender, además de un planteamiento atractivo.
Espero que os guste y sea util.
 
CONOCIMIENTO COLECTIVO NIV. 1:
Existe un lenguaje común lleno de expresiones y frases que por su insistencia en lo cotidiano pueden cambiar nuestra perspectiva o el cariz de nuestras actividades diarias. Los más versados en este “fenómeno” psicolingüístico, conocerán sobradamente las frases empleadas en sus pueblos, ciudades o países, comúnmente conocidas como frases locales, tópicos o refranes arraigadas en el saber popular. Pero es tan importante conocerlas, como saber reparar en que momentos son apropiados estos tópicos. Dentro de este conocimiento conjunto, varias frases están destinadas a cambiar la aptitud y por ende, la actitud de otros a nuestro alrededor, siempre y cuando estos tengan un carácter edificador, o al menos, ilustrativo.
Aún existe un mundo en el refranero popular que enmarcan así, casi todas las situaciones posibles. Al reparar en ellas e incidir en su comprensión etimológica, no sólo aumentamos nuestro poder de persuasión sobre nosotros mismo con mayores recursos lingüísticos, sino también podemos conocer y difundir con objeto de causa, nuestra sabiduría popular.
Unos ejemplos de antítesis genéricas de estos “pequeños conjuros”, lo forman por un lado: “así es la vida”, y de otra manera: “tierra, trágame”.

FRASES PARA PONER A PRUEBA:
La mayor parte de estas frases incompletas, son comunes en la cultura global y otras son más habituales de lugares concretos, pero adoptadas de una forma u otra por la cultura popular. Sin embargo, lo importante en este caso no es solo reconocerlas, sino como se ha mencionado, aún más importante es saber hacer uso de ellas:
1.- Todo va a salir ___________.
2.- No es un buen ____________.
3.- Mientras hay vida hay ___________.
4.- Mejor me hubiese quedado en __________.
5.- Si me caigo me ________.
6.- Tengo muy mala _________.
7.- De todo se _________.
8.- Me he levantado con el pie __________.
9.- Lo último que se pierde es __________.
10.- Quedarse a las puertas de_________.


Todas y cada una muestran un mensaje cargado de sentimientos o intención. Pero existen dentro de este conjunto dos grupos diferentes. Ahora bien, ¿cuáles has respondido con mayor facilidad y rapidez? Las impares demuestran una actitud positiva, mientras que las pares están cargadas de pesimismo. Aprehender las que valoras para usar y trasmitir, es lo importante de esta lección.

miércoles, 14 de noviembre de 2012

Cuento Macabro: Juegos de solsticio de Verano.

Hace días oí una curiosa anécdota, la cual no conseguí olvidar. Al final, he decidido escribirla para, de forma perenne, poderla recordar.
Me produjo suma vergüenza, que quien la narró no captara enseñanza. Y es que a veces hasta los más absurdos sucesos, guardan con recelo sus propios consejos.
Como he dicho al comienzo, quien la relató lo había vivido, no miento. Y según parece estuvo en el momento, cuando se dio lugar el encuentro.
Me dijo exactamente: “En las tardes de verano caminaba por cierta campiña al norte de no sé bien qué país, pues lo he olvidado. Al poco, descubrí que el paseo por esos lares fue acertado, pues muy pronto con Villavieja había topado. Allí me informaron que los juegos de solsticio de verano, habían comenzado y si permanecía el fin de semana completo, a muy seguro me iría encantado. Siguiendo aquel consejo local, permanecí atento por lo que allí pudiera pasar. Y al segundo día de mi estancia, descubrí de qué iba toda aquella chanza. La gente del pueblo pronto se reunía para darse cita en la plaza dividida, el único lugar colindante con las gentes de Villanueva.”
“Una vez frente a frente los dos pueblos vecinos, formaron sus grupos bien unidos. Por lo visto los de Villavieja en estos actos concurridos, aun no conocían victoria, pues sus contrarios siempre se llevaban la gloria.”
“Cuando todo indicaba una competición de comer tartas o preparar más platos típicos, los de Villanueva traen a todas sus mascotas, mientras los del pueblo contrario hacen lo mismo. Juntaron ambos grupos las reses de sus lados y sobre ellas aún subieron todavía más ganado. Primero al bobino, luego al porcino. Dejaron sobre estos a perros y gatos. Y no se olvidaron de gallinas y patos.”
Según contó mi amigo, “Villanueva tomaba la delantera, estaba claro que sus animales tenían más solera. Al cabo de unas horas, se formó una gran torre de ganado, que no resistía ni el soplo más calmado. En un abrir y cerrar de ojos todo se vino abajo, se observó cómo los animales caían sobre sus amos.”
“Aquel amasijo de carnes, con villanuevenses  incluidos, parecía indicar el final de esos juegos tan doloridos. Sin embargo, no hizo más que comenzar, para pueblo ganador, la fiesta más popular.”
Desde luego a estas humildes gentes, comida no les iba a faltar.



miércoles, 1 de agosto de 2012

Cuento Macabro: Crujir de huesos.

Con cada paseo, en cada muestra de cariño o afecto, todos podían ver que no era una relación habitual. Era evidente que se trataba de la única niña de su ciudad y a muy seguro del mundo entero, que utilizaba un sapo Goliat como montura. A su padre le había costado casi una vida conseguirlo pero no iba a negarle algo así, a la chiquilla de sus ojos. Sería un verdadero acto de egoísmo no darle a la más joven de la casa lo que pedía. Una afrenta a la lógica, no saciar los deseos de su hija única y querida.
Sin embargo, la pequeña escondía bajo una aparente normalidad, una tiranía absoluta sobre su nueva mascota, tan martirizante para el pobre animal que un roce con su dueña, se convirtió con el paso del tiempo en una tortura sobre su abultada piel. Durante el trascurso de la semana no le negaba al menos un cubo de moscas bien gordas y jugosas. Un sustento nutritivo. Más esto parecía justo. “Se ha merecido una vianda como dios manda”, repetía a diario la madre de la niña. Como en toda regla, aún existía una excepción, pues la niña tenía comprobado que el animal respondía con presteza, cuanta más hambre acuciaba. Y empezó por ahí.
Si el animal no caminaba con la papada hinchada, aunque no tuviese su comida, la pequeña no dudaba en llamar a un vigilante al cargo para que lo apaleara por su falta de decoro. Cuando el sapo gordo y viscoso no respondía a su llamada, ella misma le procuraba esa reprimenda. Para esos casos, utilizaba una vara preparada por su padre, con la que mantenía al anfibio a raya. Jamás permitía que la estúpida actitud de su mascota, tirase al traste las esplendidas reuniones que organizaba, con la intención de mostrarla orgullosa ante sus amigos. 
Cierto día, salió sobre el sapo de paseo por el enorme recinto de casa. Miles de metros de interminable cortijo por los que botar de forma alegre, sobre su lomo blando como una bolsa de agua. La enjuta muchacha aporreaba su cabeza, mientras le pedía a gritos que trotara con celeridad, o que sus botes se elevaran a mayor altura. Cuando de repente, cayó al suelo y se hizo unos ligeros rasguños sobre sus huesudas rodillas. Aquello fue la gota que colmó el vaso. Muy enfadada decidió dejar al animal sin comida, durante el resto de esa semana. Pero pensó en caliente que se merecía otro castigo aun más severo. Así pues, la próxima vez que salieran juntos, el anfibio llevaría una enorme montura repleta de púas, con la idea de someterla. De esta manera, no se atrevería a tirarla de nuevo.
Al cumplir el duro plazo de castigo, el pobre sapo salió de nuevo de su cuadra, donde dormía junto al resto de caballos, viejos caprichos olvidados por el paso de la efusividad. Ensilló al animal con el pesado artilugio y luego subió a lo alto. Finalmente, fueron a pasear por la finca. Comenzaron dando unos ligeros botes, seguido de más rebotes, acompañados siempre de golpes para que no se detuviera. Con esta dolorosa danza, el hambriento anfibio se perdió con su jinete campo a través, dejando muy atrás los gritos desesperados de las personas que los vigilaban.
Un poco más tarde, salió su padre preocupado para asegurarse de que andaban en los límites de su propiedad. Decepcionado del resultado de la infructuosa búsqueda, volvió a casa en su caballo. Más cuando parecía imposible cualquier otra situación, un trabajador de su cortijo avisó de que había visto al orondo animal que venía de regreso. Por el contrario, fue bastante dura la sorpresa del progenitor, tras descubrir que su pequeña no viajaba sobre la silla de montar. Entonces, mandó de forma perentoria encerrar al sapo. “Ha vuelto con la papada henchida, tal y como le ha enseñado mi pequeña”, recodó de manera orgullosa. Una vez sujeto en la caballeriza, todos oyeron un crujir de huesos en el interior del gran batracio y pensaron de inmediato que podía haberse lastimado, al saltar la valla que limita los terrenos. Por consiguiente, decidieron dar aviso al veterinario de la familia.
Al día siguiente, llegó a la propiedad un viejo de melena gris. El hombre, de aspecto encorvado como un tres y arrugado como una pasa, se puso sus gafas desgastadas e inspeccionó las musculadas patas del animal. El octogenario estaba acostumbrado a reconocer a los caballos y era un excelente especialista equino. Por el contrario, nunca había visto a un animal de aquella especie. Empero, no le hizo ninguna falta, pues parecía evidente que el sapo permanecía sin rasguños. De hecho, estaba lustrosa y lozana, pues se había alimentado de forma reciente.
Al regreso del señor de la casa, tras su batida matutina, se cruzó con el veterinario. El viejo doctor de animales no tenía nada preocupante que informar. Sin embargo, anoto que no había cesado ese mismo crujir de huesos. Además, esclareció que los sonidos provenían, de la gran bolsa que tenía bajo la boca. “Entonces, se habrá roto un hueso de la papada”, le comentó el padre extrañado. A lo que él respondió: “Señor, huesos no tiene en la bolsa el animal. No al menos que sean suyos.”
El nuevo dueño del sapo aterrado, cayó en la cuenta de que nadie lo había alimentado en más de una semana, por orden expresa de la chiquilla desaparecida.

  


miércoles, 25 de julio de 2012

Don Jabato Verrugoso.

Don Jabato Verrugoso,
individuo maniático.
Don Jabato deshonroso,
de carácter flemático.

Salió de casa airoso,
don Jabato, apático.
Cruzó la calle quejumbroso,
en un acto problemático.
Se mofó del menesteroso,
asaltó a la del ático.
Y robándole el bolso,
huyó a lugar desértico.

Sentíase poderoso,
con dinero en metálico;
riose jocoso,
por abusar de inválidos.

De regreso a su foso
dirigiose errático,
por la calle del ostentoso;
don Jabato etílico.
Empero, topó con tramposo
más listo y carismático,
que diole trato vergonzoso,
dejándole raquítico.

Como siendo valeroso
exigió duelo inmediato.
No vio que era peligroso,
cerdo, harto patético.

Hoy es don Verrugoso,
cabeza, sobre fornica;
entrañas, chorizo sabroso;
colmillos, joya estética.